El maracuyá, también llamado el fruto de la flor de la pasión, es originario de Brasil y Paraguay. Se consume como fruta fresca o en jugo. En la industria se utiliza para preparar refrescos, néctares, yogures, mermeladas, licores, helados, pudines y enlatados.

El maracuyá es una fruta redonda y pequeña, de piel resistente que se arruga cuando está madura. Cuando ya puede consumirse, la cáscara adquiere una coloración roja, dorada o café. La pulpa, que contiene pequeñas semillas negras comestibles, es de color amarillo mostaza, con intenso sabor aromático.

El maracuyá, o fruta de la pasión, puede propagarse por medio de semillas, esqueje o injerto. Si es por semillas, se siembran tres a un centímetro de profundidad; luego se cubren con cascarilla de arroz para guardar humedad e impedir que el golpe del agua desentierre las semillas. Para producir mil plantas se necesitarán setenta gramos de semilla.

La cosecha se hace manualmente, recogiendo el fruto maduro del suelo o cortándolo del árbol con tijeras de podar. Se sabe que ha llegado a su punto de madurez porque la fruta se cae del árbol. Es recomendable que la cosecha se haga en sacos de fibra que permitan que los recolectores se muevan rápido dentro del área de cultivo.

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