La piña, es una planta perenne que pertenece a la familia de las bromeliáceas, es originaria de Brasil. Allí la encontraron los españoles durante la conquista

de América. Los indígenas la llamaban ananas.

Este fruto se ha cultivado durante cientos de años. Se sabe que es una especie originaria de Sudamérica, probablemente de la región entre el sur de Brasil y Paraguay, y los nativos la extendieron hacia gran parte de América, quienes la cultivaban como recurso alimenticio y para preparar bebidas conocidas como “chicha” y “guarapo”.

La piña es un fruto no climatérico, o sea que hay que cosecharlo ya maduro pues una vez cortado, la maduración se detiene por completo y empieza a deteriorarse.

En México, cada año se producen alrededor de 817 mil toneladas de este fruto. Su consumo puede ser en fresco o en conserva. En Occidente se usa habitualmente como postre y cada vez más como ingrediente dulce en preparaciones de comida oriental.

Su sabor dulce y refrescante la hace adecuada para toda la familia y para incluir en muchas recetas; además, la piña es una fuente rica de antioxidantes y nutrientes esenciales que mejoran la salud. La mayor parte de los beneficios de la piña se debe a la presencia de una enzima llamada bromelina.

Podemos comer piña fresca en cualquier época del año y disfrutar de sus beneficios. Los minerales que contiene son potasio, magnesio, calcio, hierro y sodio, así como vitaminas A, C y ácido fólico.

La piña posee una enzima llamada “bromelina”, la cual al entrar en contacto con la piel, dentro y alrededor de la boca, deshace las proteínas? Se cree que este catalizador actúa en las células de la superficie lingual, causando ese efecto de ardor o comezón después de consumirla.

El estado de Veracruz destaca como principal productor; en 2017 aportó 604,929 toneladas, seguido de Oaxaca, con un volumen de 130,436 toneladas. En conjunto, esto significó poco más de tres cuartas partes del total de la producción nacional.