Los caracoles vivimos en todas las partes de la Tierra, ¡incluso en la Antártida! No nos gusta el clima cálido o seco. Cuando estas condiciones persisten, los caracoles nos escondemos bajo tierra y esperamos hasta que esté fresco y húmedo.
Sé que a veces no te gusto, porque me alimento de las hojas de tu jardín o de tus plantas. Pero te doy un consejo: ¡No me mates con venenos que me hacen sufrir y contaminan tu jardín!
Si pones posos* de café alrededor de tus plantas, yo me mantendré alejado y alimentarás la tierra, ¡Porque los posos* de café son fertilizantes! Si me ves atado a un jarrón, no me arranques de allí, mi cubierta protectora se romperá y moriré.
Si ves que me siguen gusanitos, no intervengas, son mis pequeños que parí. Nacen sin concha, ¡Son muy delicados! Luego, al cabo de poco tiempo, la naturaleza les proporcionará un diminuto caparazón blando (¡No lo toques, es frágil!).
¡Pocos de mis pequeños sobreviven! Pero somos animalitos útiles para el biosistema, ¡Nuestra historia es muy antigua!
Los caracoles y las hormigas son seres muy laboriosos, cuidemos de ellos
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