El ajo en época de los griegos era la planta sagrada de la diosa de la oscuridad y de la brujería; se prohibía la entrada al Templo de Cibeles a aquellos que habían comido ajo ya que, para los devotos, el olor de este alimento en el aliento era considerado una ofensa a la diosa.
Es una planta introducida a México de uso muy antiguo, originaria del oeste de Asia, Europa y del Mediterráneo, habita en climas cálido, semi cálido y templado, es una herbácea con bulbos enterrados que están formados de dientes de sabor picoso.
Dentro de la concepción popular el ajo tiene propiedades mágicas y medicinales que ayudan a diagnosticar y curar muchas enfermedades.
Solo o combinado, el ajo es la cura para una muy amplia gama de enfermedades, por ejemplo: Parásitos intestinales, reumatismo, problemas de la piel como los sabañones, mezquinos, roña, sarna, granos; tos, anginas, asma, bronquitis, dolores musculares y de oído, caída de mollera, mal de ojo y bajar el nivel de colesterol.
También se emplea para casos de alferecía, várices, fatiga, nervios, insomnio, anemia, mal de orín, caries e infección del oído.
En resumen: el ajo crudo tiene propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas, debido a que contiene un compuesto llamado “alicina” que es un potente agente biológico, que actúa contra numerosos virus y bacterias, además de su poder antioxidante.
Lo mejor o para complementar, es bueno llevar una dieta rica en frutas y verduras, baja en grasa, especialmente grasas saturadas y mantener la actividad física.
El ajo, es utilizado como remedio eficaz contra cualquier brujería y además se dice que atrae la buena suerte; también se utiliza en picadura de araña, picadura de hormiga o picadura de alacrán.
Alferecía.- Enfermedad del sistema nervioso, debida a la aparición de actividad eléctrica anormal en la corteza cerebral, que provoca ataques repentinos caracterizados por convulsiones violentas y pérdida del conocimiento.
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Parte de BBC Mundo