También conocidas como cardos, brujas, barrillas, salicor, roda paja, capitana, cardo ruso, es la parte aérea de por lo menos una docena de plantas nativas de los semi desiertos americanos donde el viento frecuente y el ambiente seco les permiten rodar libremente y sin mayores obstrucciones.

Pueden ser símbolos del Viejo Oeste, tan familiares como los cactus y las serpientes de cascabel como las imágenes de los páramos del Oeste, pero el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos tiene un plan (aun no aprobado) para su destrucción de manera biológica; inoculando plantas con virus extraídos de dos variedades enfermas de plantas rodadoras importadas de Rusia y Hungría.

Las plantas rodadoras son reconocidas como uno de los distribuidores de semillas más eficientes conocidos por el hombre. Su forma esférica de hasta dos metros de altura, hace que rueden y reboten por el paisaje, y con cada rebote y algunos giros sus semillas se desprenden y se dejan germinar de forma natural donde el viento la lleve. Las plagas que se suben a las plantas rodadoras también son depositadas en lugares no deseados.

Cuando secas, pueden quedar atrapadas contra las casas bodegas o puentes, incluso pasar desapercibidos hasta que fluye el agua. Allí pueden bloquear, impedir o desviar el agua de los canales de riego y/o de desagües de las carreteras, convirtiéndose en reales amenazas.

“Anemocoria” es un término que se refiere al proceso de dispersión de semillas, polen o frutos por el viento.