Las plantas carnívoras, también llamadas insectívoras, son especies que despiertan gran interés en el reino vegetal.

Las plantas carnívoras crecen en suelos extremadamente pobres, ácidos y limitados en nitrógeno, también, se pueden encontrar en pantanos y en las zonas rocosas.

Las hojas de algunas de ellas son similares a jaulas que se cierran abruptamente al atrapar a su presa. Cuando las plantas carnívoras retienen al animal, a éste le resulta casi imposible escapar, debido a que son inmovilizados por sustancias pegajosas. Estudios han demostrado que algunas clases segregan jugos gástricos similares a los de los mamíferos, para lograr la digestión.

El ambiente ideal para cultivar a las plantas carnívoras debe tener una temperatura de 19 centígrados sin exceso de humedad, de lo contrario podrían morir. Se deben regar cada dos días, tratando de hacerlo con agua de lluvia o destilada. El agua potable las hace perecer por su alto contenido de minerales.

Entre las seis especies más populares de plantas carnívoras destaca la Dionaea Muscipula, nativa de Carolina del Norte, USA, mejor conocida como Venus atrapamoscas.

La Cephalotus, de la especie Follicularis, que crece únicamente en Australia.

La familia de las Pinguiculas, con un poco más de 50 tipos de plantas carnívoras en su haber, vive en la zona Polar Ártica.

Algunas como las Droseras, que tienen una familia de más de 100 miembros.

Las Sarracenias son oriundas de América del Norte.

Aun cuando las plantas carnívoras, no son originarias de México, hay una gran afición para “criar” estas plantas e inclusive, existe la “Asociación Mexicana de Plantas Carnívoras, A.C.”

Fue en 1860, cuando el botánico Charles Darwin confirmó la naturaleza de las plantas carnívoras al observar a hormigas atrapadas entre las hojas.

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