La cicuta (Conium maculatum) es una planta con un veneno muy potente. Los antiguos griegos utilizaban esta planta para ejecutar a los condenados a muerte.

La cicuta pasó a la historia gracias a Sócrates, el ilustre personaje que perdió la vida bebiendo una infusión de esta planta. La cicuta en la antigüedad se le conocía como el “Veneno de Estado”.

Es una planta herbácea de olor muy desagradable, de alrededor de 1 a 3 m de alto; tallo erecto, ramificado, generalmente con manchas; hojas inferiores alternas, las flores asemejan a un paraguas.

Especie exótica e invasora que se le ha encontrado en estados del centro y del norte de México a la orilla de caminos, canales y arroyos. Lo mismo que en las chinampas de Xochimilco.  

En Wisconsin, Estados Unidos se prohíbe su introducción, ya que presenta una alta habilidad para sobrevivir, propagarse y causar daños significativos a la economía y salud humana. En Argentina fue declarada “plaga de la agricultura” y su combate es obligatorio. Es una especie cosmopolita y es una amenaza a la salud pública y a la economía.

Se ha utilizado como especie medicinal (no recomendable) para aliviar distintos padecimientos, también se ha utilizado como veneno antiespasmódico, sedante, analgésico e incluso como narcótico.

La intoxicación por esta plata se ha reportado en equinos, cerdos, caprinos, ovinos y bovinos. También puede ocasionar malformaciones congénitas en terneros (Díaz, 2010).

“Cuidado, es muy parecida al perejil”.

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