Benjamín Franklin hace aproximadamente 250 años, demostró que las nubes de tormenta están eléctricamente cargadas e infirió que el rayo es una descarga eléctrica a gran escala.

Llegó a la conclusión de que las nubes descargan dicha electricidad estática sobre montañas elevadas, árboles, torres, mástiles o cualquier otro objeto metálico aterrizado.

Desde entonces, la protección contra tormentas eléctricas basada en electrodos, representó una solución práctica, extendiéndose a nivel mundial, sistema de protección que fue mejorando y perfeccionando con el paso del tiempo.

Al inicio, el único objetivo de la protección contra tormentas eléctricas era ofrecer un elemento para la terminación del rayo, desviando la corriente de rayo a tierra en forma segura a través de los conductores de bajada.

El uso cada vez más frecuente de sistemas electrónicos-digitales ha hecho que el sistema tradicional, resulte insuficiente para las necesidades de protección del equipo electrónico actual, por lo que se hizo necesario el desarrollo de un nuevo sistema de protección conocido como Sistema Interno de Protección contra sobre voltaje.

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