Agro Cultura Mexicana

"Del campo para la ciudad"

Tamales, día de la Candelaria

 

 

 

 

 

 

El Día de la Candelaria forma parte de la celebración relacionada con la tradicional Rosca de Reyes que parte el 6 de enero, donde la persona a quien le toca la figura del niño Dios, debe halagar a los presentes con tamales el día 2 de febrero.
Esta fecha marca la culminación de las festividades navideñas y es resultado del sincretismo entre dos prácticas rituales: prehispánica y católica. El Día de la Candelaria simboliza la purificación de la Virgen, se celebra 40 días después del nacimiento del niño Jesús, donde su figura es llevada al templo junto con velas o candelas para ser bendecidas, con la creencia de que pueden ayudar en momentos difíciles. Del mismo modo, algunas comunidades llevan semillas y maíz para pedir por un año de buenas cosechas.
Según el testimonio de fray Bernandino de Sahagún en su relato Historia general de las cosas de Nueva España, el tamal estaba ligado a los festejos en honor a ciertos dioses durante los 18 meses que conformaban el calendario mexica.
El uso ritual del tamal subsiste hasta nuestros días, aun cuando la religión y los dioses han cambiado y, en ocasiones, se han sincretizado en algunas culturas indígenas. El consumo de este alimento mantiene un carácter ceremonial en diversas fiestas populares, aparte de la Candelaria”. [1]
El origen de este alimento es prehispánico; su nombre proviene de la palabra náhuatl, tamalli. En aquella época los tamales no se preparaban con manteca de cerdo, pero con la llegada de los españoles se añadieron ingredientes que han prevalecido hasta la actualidad. [2]
En Huejutla, en la Huasteca hidalguense por ejemplo, se prepara el tapataxtle, tamal de 50 o 70 centímetros de largo que se elabora para curar las malas artes de la brujería, de ahí que su nombre signifique en lengua náhuatl “tapar o cubrir el mal”.
En San Luis Potosí se cocina el zacahuil, tamal grande envuelto en hojas de plátano que contiene un cochinito o un ave enteros. La palabra proviene del náhuatl zacatl que significa “envolver”, y huilotl, que quiere decir “tórtola”. Se consume en bodas, Día de Muertos y otras celebraciones desde la época prehispánica. También está el patlashe o bolim, tamal que acostumbran los nahuas de la Huasteca potosina, relleno de pollo o guacamole y que es consumido en festividades especiales.
El mucbipollo o tamal de pollo, pavo o puerco, propio de Campeche, se prepara para la ofrenda del Día de Muertos. En Quintana Roo, a su vez, se elabora el chachacwal, tamal de axiote, carne y chile, envuelto en hojas de plátano, que se sirve en fiestas importantes. Para los carnavales de Veracruz, se prepara el tamal de cazuela y el tamal suave de bola o tamal colado para las bodas. En Querétaro se guisa el tamal de muerto con masa de maíz azul, rellenado con queso y chile ancho, el cual, antes, recetaba el curandero del pueblo al enfermo para aliviarlo de alguna enfermedad.
Autor: Secretaría de Cultura. Fecha de publicación, 30 de enero de 2018


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